Descripción de la actividad:
Esta actividad ha supuesto para mí un cambio importante respecto a la anterior, ya que pasamos de una intervención más emocional e introspectiva a una propuesta claramente práctica, cooperativa y funcional, pero igualmente muy significativa. El objetivo principal era construir junto al alumnado un diccionario visual del aula con vocabulario básico de uso diario, pensado especialmente para ayudar a los alumnos con mayores dificultades lingüísticas.
La actividad se fue desarrollando a lo largo de varias sesiones, sin prisas, respetando el ritmo del grupo. Comenzamos con una presentación inicial del vocabulario mediante tarjetas con pictogramas y fotografías reales de objetos del aula. Antes de decir las palabras, les preguntábamos qué creían que era cada cosa, qué nombre le daban en su casa o en su país, y esto generó momentos muy enriquecedores de intercambio cultural.
Después organizamos al alumnado en pequeños equipos cooperativos, y a cada grupo se le asignó una parte del diccionario: materiales del aula, objetos, rutinas, instrucciones básicas… Cada equipo se encargó de buscar, recortar, escribir, dibujar y decorar su parte. Durante este proceso yo me movía constantemente por el aula, ayudando a quienes lo necesitaban, especialmente al alumnado con más dificultades para escribir o expresarse.
Finalmente, hicimos una puesta en común y construimos entre todos el gran mural del diccionario en una pared visible del aula. Ver cómo el material que ellos mismos habían creado pasaba a formar parte del espacio cotidiano fue uno de los momentos más bonitos de la actividad. Además, dejamos el diccionario abierto a futuras ampliaciones, para que pueda crecer según vayan surgiendo nuevas necesidades.
Objetivos:
Con esta actividad me propuse los siguientes objetivos:
• Favorecer la comprensión y el uso del vocabulario básico del aula.
• Potenciar la inclusión del alumnado con necesidades lingüísticas a través de apoyos visuales.
• Fomentar el trabajo cooperativo y la ayuda entre iguales.
• Dar valor a las diferentes lenguas y culturas presentes en el aula.
• Crear un recurso funcional, accesible y permanente para el día a día del aula.
Reflexión personal:
Desde el punto de vista teórico, esta actividad se apoya en el enfoque comunicativo e inclusivo del aprendizaje, así como en el uso de apoyos visuales como herramienta clave para la adquisición del lenguaje, especialmente en contextos de diversidad lingüística. Los pictogramas, las imágenes reales y el lenguaje funcional permiten reducir barreras y facilitar la comprensión.
Sin embargo, más allá de la teoría, lo que más me ha marcado ha sido ver cómo el alumnado que habitualmente participa menos por dificultades con el idioma, en esta actividad se sentía protagonista. Al poder apoyarse en las imágenes, en el grupo y en sus compañeros, su seguridad aumentaba visiblemente. He visto a niños que casi nunca levantan la mano explicar con orgullo qué palabra habían añadido al diccionario.
También he reflexionado sobre lo importante que es que los recursos no vengan siempre “dados”, sino que sean construidos por el propio alumnado. Esto aumenta su motivación, su implicación y el valor que le dan al material. Para mí ha sido una prueba clara de que la inclusión no se trabaja solo con grandes programas, sino con pequeñas acciones bien pensadas dentro del aula.
A nivel personal, esta actividad me ha hecho reafirmarme en la idea de que la psicopedagogía no es solo intervenir cuando hay un problema, sino también crear contextos que faciliten que ese problema no crezca. Me he sentido útil, acompañando, observando y aprendiendo mucho del propio grupo.
Evidencias:

Evaluación:

Screenshot
Observaciones personales:
Una de las cosas que más me llamó la atención fue cómo algunos alumnos que al principio se mostraban pasivos, poco a poco fueron implicándose al ver que su aportación era necesaria para completar el diccionario. También me impactó comprobar cómo, en algunos momentos, eran los propios compañeros quienes explicaban el significado de una palabra a otro alumno con más dificultades, sin que nadie se lo pidiera.
He observado también que el diccionario no solo ha servido como apoyo lingüístico, sino como un elemento de cohesión del grupo, ya que todos sienten que es “suyo”. A día de hoy, siguen utilizándolo de manera espontánea cuando surge una duda, lo que me demuestra que la actividad ha tenido un impacto real y no solo puntual.
A nivel profesional, esta experiencia me ha ayudado a comprender que la inclusión no siempre se vive en momentos emocionantes o intensos, sino también en lo cotidiano, en lo sencillo, en una palabra que ahora sí se entiende, en una instrucción que ya no genera ansiedad. Y eso, aunque no siempre se vea, transforma mucho más de lo que parece.


Este es un espacio de trabajo personal de un/a estudiante de la Universitat Oberta de Catalunya. Cualquier contenido publicado en este espacio es responsabilidad de su autor/a.
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